Esto texto lo escribí hace unos añitos y es curioso porque cada cierto tiempo lo vuelvo a releer y me parece que es un poquito más cierto. Hoy me apetece compartirlo:
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Antes todo venia dado por el valor de las palabras. Por aquel entonces
yo ya tenia mi escudo con el que me protegía de los demás, un escudo de
falsas palabras, tras el que me escondía y me sentía a salvo. Creado por mi
mente, aislaba a mi corazón del mundo que me rodeaba. Creía amar, pero no
lo hacía, creía llorar, pero no eran mis lágrimas las que recorrían mis
mejillas. No diré que no era yo, pues no sería cierto, ya que yo era quien
yo quería ser.
Veía a los demás solo por fuera, pensando que llegaba a lo más recóndito de
su ser, pero me quedaba en la misma superficialidad en la que yo mismo vivía.
Porque no sabia realmente lo que llevamos dentro. El sentido y el valor de
nuestros propios sentimientos, pensamientos, sueños o ilusiones. Solo a veces
entreveía gracias a los demás, resquicios de una realidad que a mi se me
escapaba ante mis ojos. Las caricias resbalaban sobre mi piel inerte, y mis
labios se ahogaban entre besos que ni siquiera notaba mi corazón. Sentía el
incómodo latir caliente bajo un pecho metálico, me sentía vivo dentro de mi
propia muerte.
Ni tan siquiera sé si realmente ahora me he encontrado, o si alguna
vez llegaré a lo más hondo de mí mismo, pero al menos ahora se que no soy
quien debo ser. Ahora sé que para encontrarla, tengo que dejar de buscarla,
tengo que concentrarme en lo que tengo y no en lo que tendré, y tener presente
el pasado para no cometer los mismos errores. ¿Quien puede asegurar que
realmente ha amado, hasta el momento mismo de haber amado?, ¿Quién? Y aún en
ese momento, ¿Cómo saber si realmente no podemos dar más de nosotros mismos?
La difícil senda, el esquivo camino que se esfuma bajo el polvo levantado por
nuestros propios pasos. ¿Dónde está el mapa, la guía, la carta esférica que
nos lleve por éste mar de confusiones, de dudas, temores, de líquidos amores
que empañan el alma? Quizás en el mismo sitio donde una vez que hayamos
llegado, ya no nos haga falta.
