jueves, 30 de julio de 2009

El sufrimiento y el miedo al sufrimiento

En este mundo todo tiene su contrario. ¿Qué sería del bien sin el mal, de la vida sin la muerte, de la felicidad sin el sufrimiento? Si no fuese así, quizás al principio todo iría mejor, pero acabaríamos viviendo en un mundo anodino. Esa es la naturaleza del ser humano. Y es que sin su contrario, las cosas no tendrían sentido.

Y por suerte o por desgracia, en esta vida todo lo bueno conlleva inevitablemente algo malo. En mayor o menor medida. El problema es que todos somos capaces de soportar una determinada cantidad o tipo de dolor, que depende de cada cual. Pero cuando se sobrepasa ese límite nuestras perspectivas, y por tanto nuestras prioridades y consecuentemente nuestras decisiones, cambian.

Y es ahí donde cometemos nuestros mayores errores. Los que más cuesta perdonar porque es imposible ponerse en la piel del otro. Porque cuando sabemos lo que ha sufrido alguien pensamos que nosotros seríamos capaces de soportar ese dolor, o a veces, porque directamente es imposible saber cuanto ha sufrido la otra persona.

He aprendido muchas cosas sobre este tema en mis propias carnes últimamente. Mucho más de lo que quería y sin duda alguna de la peor forma posible. Pero supongo que solo así se aprenden estas cosas. Pero siempre estaré agradecido a una persona que ha sido todo para mí, que me ha enseñado a dar todo lo que soy sin reservas y sin miedos. Y me lo enseñó de la manera más valiente: dando ejemplo. Después llegó el dolor, para eso nadie me había preparado. Luego vino más sufrimiento y por fin llegué al límite. Lo sobrepasé. Cometí el error.

Pero salgo de todo esto con una cosa muy clara. Todo lo bueno que te dé esta vida, abrázalo. Sin miedos, sin reparos. Vas a sufrir como nunca lo has hecho, pero es la única forma de sentirte vivo. Prefiero un año de vida con una persona que me hiele la sangre con mirarle a los ojos, que toda una vida sin esa sensación. Y para ello hay que encontrar la persona, claro. Pero cuando se encuentra, hay que armarse de valor y dar el paso más grande de tu vida en un salto al vacío. Sin importarte nada más.

Y ahí es donde entra en juego el miedo al dolor. Nos hace cerrarnos. "Más vale pájaro en mano que ciento volando". Yo así estoy bien, para que me voy a buscar problemas. Pues allá cada cual. Yo fui la persona más feliz de la tierra por unos meses. Y luego vino el infierno. Pero mereció la pena, vaya que si la mereció. Yo ya he visto el cielo y quiero volver a sentirlo. Y el que no, él se lo pierde.

"El dolor nos lleva a tomar decisiones equivocadas. El miedo al dolor es un motivo mucho peor."

Porque por arriesgarnos, podemos llegar a puntos en los que nos perdemos y no sabemos cómo actuar. Pero por no atrevernos a dar el primer paso, ni si quiera comenzaríamos el camino.

Un laberinto tiene salida. Una línea recta, no.

jueves, 23 de julio de 2009

Fenomenos sanfermineros (III)

Servidor vino al mundo un 11 de julio de hace unos cuantos años (tampoco es plan de andar matizando, que uno ya peina canas), así que mi cumpleaños cae en plenos sanfermines. Esto tiene sus cosas buenas, pero la verdad, son las menos.

Casi todo el mundo está fuera de Pamplona, o bien tan inconsciente de los primeros días de las fiestas, que es complicado hacer cualquier tipo de celebración. Evidentemente, nadie me regala nada y suelo andar currando. Pero bueno, me gusta mi cumpleaños así. Y mucho.

Pues bien, un día en el curro andaba poniendo música y encontré esta canción de la Oreja de Van Gogh. Ya la había oído, pero me parecía bastante cursi/moñas. Más tarde me entere de que por lo visto, trata sobre una víctima de ETA. El caso es que después del devenir de los acontecimientos en los últimos meses, daría cualquier cosa por volver hacía atrás, no cometer los errores y no hacer daño a la gente que más quería. Y hacer las cosas bien. Porque ahora por fin sé cómo tenía que haber actuado. Pero ya es demasiado tarde, y como dice Revolver:

"que cuando al fin ya se cómo funciona el juego, se me acaban las monedas, ironías de vivir..."

miércoles, 22 de julio de 2009

Ojo: Un maniaco sexual anda suelto

Y no, no hablo de Piperoman. Según el Comisario Mr. Potato, un pervertido anda suelto por la ciudad. El testimonio de la Señora Pera, casi ininteligible entre las lágrimas, es aterrador:

"Yo me dirigí a la parada del autobús de la esquina, donde me encontré con la señorita Fresa. Muy educadamente le pregunté si llevaba mucho tiempo esperando a que llegara el autobús:

- ¿Hace mucho que espera?
- No, no. Yo todavía soy fresa.

Desconcertada, me apoyé en la pared. Fue entonces cuando un misterioso con una gabardina amarilla se acercó a la parada. Nos dirigió una mirada lujuriosa y lasciva tanto a la señorita Fresa como a mi, y tras eso nos preguntó si por ahí pasaba el autobús que llevaba al barrio de Macátano. La señorita Fresa y yo nos miramos, ya que ninguna de las dos conocíamos tal barrio, y muy educadamente le contesté:

- No conozco el barrio de Macátano
- PUES COMEME TO'L PLATANOOO!!!!

En ese momento se abrió la gabardina, y dejo al descubierto su..."


La pobre Señora Pera no pudo completar su testimonio ante las cámaras porque rompió a llorar. Afortunadamente, tenemos una instantánea captada por una cámara de seguridad de una tienda cercana. Advertimos que la siguiente imagen puede herir la sensibilidad de algunos de nuestros lectores:




PD: Este post y el de las leyes sanfermineras de Murphy están patrocinados por la señorita V.

lunes, 20 de julio de 2009

La noche que nunca debió llegar, y donde debió terminar todo

El portazo no sonó como un signo de interrogación, ni de exclamación, ni como unos puntos suspensivos. Sonó a punto final. Sonó a roto. No se exactamente que parte dentro de mí se rompió, pero ya no era igual. Todo y nada había cambiado.

Recuerdo las lágrimas, calientes, saladas. El mundo se resbalaba, líquido ante mis ojos, mientras un ruido ensordecedor inundaba el coche, un rugido surgido de las más profundas entrañas. Entonces ella apareció, como un ángel, de la nada. Todo se detuvo un momento. Todo el sufrimiento, el dolor, se desvanecieron de pronto. Sus ojos me deslumbraron y me dejaron paralizado. Pero cometí el error de parpadear y al instante siguiente ya no estaba ahí. ¿Quizás lo había soñado?

De vez en cuando notaba un pinchazo de dolor en el pecho, pero no lo supe identificar. La noche seguía cerrándose, cada vez más oscura, cada vez más negra. Cuando llegué a casa, me tumbé en la cama. Había dado el paso que creía correcto. Pero aún así, me sentía mal. No pude averiguar por qué, pero me obligué a mi mismo a no pasarlo mal. Creía que no me lo merecía. Y entonces, en ese momento exacto, la oscuridad me engulló. Sólo que no me dí cuenta en ese momento, y seguí adelante. Craso error. Fui tan iluso que pensé que había acabado, pero aún me quedaba una lección por aprender. La más dura.

jueves, 16 de julio de 2009

Fenomenos sanfermineros (II)

Tras unos sanfermines en los que no he tenido tiempo ni de dormir (literalmente), vuelvo a retomar la actividad blogueril. Con la vista puesta en París, voy a ir publicando varios post que tengo a medias para irme con el trabajo hecho para allá. Además, supongo que ahí si que tendré un montón de cosas que contar, pero sobre todo de tiempo y ganas para poder hacerlo.

El caso es que hoy os dejo con unas leyes de Murphy "sanfermineras". Ya se que ahora ya no son muy útiles, pero no tenéis más que guardarlos para el año que viene.
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1.- Por mucho que te propongas tener la ropa preparada con antelación, el día 5 de Julio a la noche te darás cuenta de que los pantalones que tu recordabas que te iban perfectos el año pasado ya no te entran, o están mierdosos de ir a los toros, o lo más habitual: directamente no están. Así que después de revolver en todos los cajones y encontrar hasta el disfraz de nochevieja, tendrás que ir el 6 corriendo a Pantalón a comprarte varios con la cuenta atrás del chupinazo encima.

2.- Si decides escapar de Pamplona para evitar el follón y despilfarro sanferminero, te encontrarás el día 6 a la 1 del mediodía ante el televisor de algún chiringuito playero llorando por la morriña. Probablemente dos horas más tarde te habrás agarrado una tremenda castaña en bermudas haciendo el ridículo ante el resto de veraneantes y muerto de envidia hacia sus vecinos de Pamplona.

3.- La probabilidad de sufrir un corte o un esguince de tobillo el día 6 es directamente proporcional a las ganas y el ansia de pasar unos sanfermines a tope.

4.- Hagas lo que hagas y te pongas donde te pongas en el agobio del chupinazo, lo que tendrás delante tuya es la espalda de un metro de eslora del guiri más grande de Nueva Zelanda. Da igual que una vez lo tengas localizado lo evites: el te seguirá.

5.- Si coges un jersey (ese de color rojo que solo se usa en San Fermin) por miedo a que refresque acabarás harto de él por llevarlo toda la noche a la cintura. Si sales en camiseta te agarrarás un catarro a las primeras de cambio para todos los sanfermines.

6-. "Los titos llaman a más titos": Las veces que le tratarán de vender un gorro, un collar o unas gafas de sol, se multiplicarán por diez si ya has comprado 6 collares y 3 sombreros en la misma tarde.

7.- El día que libres de trabajar y puedas ir a los toros, coincidirá con el mejor cartel de la feria, por lo que a nadie le sobrará ninguna y la reventa estará por las nubes.

8.- La noche en la que decidas quedarte en casa para descansar, será la mejor noche de las fiestas para tu cuadrilla. El día que después de reservarte sales a morir, la mitad de tus amigos se quedarán en casa o saldrán a medio gas por la juerga del día anterior.

9.- Da igual cuanto duren los sanfermines. El día elegido por los amigos, los del curro, los clase de la universidad, los del pueblo y los antiguos amigos del colegio, será el mismo.

10.- La probabilidad de que tu padre, pareja o tu jefe te vean a la salida de las peñas es directamente proporcional al pedo que lleves y las pintas con las que vayas ataviado.

11.- Por mucho que mires, siempre terminarás echado encima de una mierda de perro cuando vayas a ver los fuegos.

12.- El barril de cerveza del bar se acabará justo cuando iban a ponerte la caña que habías conseguido pedir después de un cuarto de hora peleando en la barra.

13.- Aunque parezca mentira y los equipos de música de los bares tengan cientos de CD's, cada vez que entres en un bar pondrán la misma canción del verano que acababas de oír en el bar anterior.

14.- Precisamente la mañana que te levantes con la mayor resaca, tendrás que llevar a tus sobrinos a hombros a ver a los gigantes a 32 grados a la sombra.

15.- No importa cuantas veces mires en el cubo de la ropa sucia y el cuidado que tengas a la hora de poner la lavadora. Siempre habrá una faja o un pañuelo escurridizo que eche a perder toda tu ropa blanca dándole ese característico color rosáceo.

16.- Si tratas de avanzar a las 4 de la mañana por Jarauta comprobarás que todo el mundo viene en dirección contraria. Lo increíble es que si cambias de sentido... OCURRE EXACTAMENTE LO MISMO!!!

17.- En San Fermin ligarás el doble que el resto del año. Antes nada, y ahora...nada de nada.

18.- por mucho que alternes de sitio en el tendido, siempre te tocará tener el cubo de sangría entre las piernas.

19.-Decir que el fin de semana no salimos por la avalancha de visitantes y engancharse una gran juerga en un sitio en teoría tranquilo o alternativo están unidos por una relación de causa-efecto.

20.- Las posibilidades de que un cubo de sangría o del agua de los hielos derretidos en el tendido de sol acaben en la espalda de una moza, crecen de manera proporcionalmente inversa al grosor de la tela y el grado de duda sobre la presencia o no de sujetador.

21.- Da igual qué día hayas nacido. Si vas a los toros a andanada, te felicitarán todos los días. Además, con los cumpleaños en la plaza de toros sucede como cuando el profesor iba a sacar a alguien a la pizarra o preguntar en clase: el secreto está en no hacerte el despistado ni apartar la mirada porque seguro que te toca.

22.- El día en que decidas llevar sorbete de limón a los toros es el que sale más nublado y frío de todos los Sanfermines. Cuando se te olviden los hielos, los termómetros subirán hasta los 38 grados.

23.- El día que no hayas podido ver el encierro en directo porque estabas dormido o has llegado muy tarde a casa no conseguirás pillarlo en toda la jornada en ninguna cadena de televisión. Si en cambio los ha visto en directo a las 8 de la mañana, te lo tragarás diez veces en TVE, Cuatro, ETB, Tele 5, Antena 3 y una parabólica polaca con subtítulos.

24.- Si durante todo el año tu cuadrilla no se mueve de cuatro bares, no esperes que en San Fermín cambie la cosa, quitando la peña oberena. La única diferencia es que iréis de blanco.

25.- Las dianas son tan escurridizas que las posibilidades de encontrarlas descienden en una progresión directamente proporcional a las ganas de encontrarlas

miércoles, 8 de julio de 2009

Fenómenos sanfermineros (I)

Pamplona, 7:59 de la mañana. Nos encontramos en un balcón de la calle Estafeta o Mercaderes o de la plaza del Ayuntamiento quizás. Los mozos a pie de calle se sacuden los músculos, intranquilos, nerviosos, aterrados. Algunos incluso rezan. La impaciencia se adueña del ambiente mientras poco a poco el miedo comienza a hacer mella en algunos corredores: debería haber venido?/será un bien día para correr o habrá mucha gente?/mira que igual me salgo... La mecha del cohete de los corralillos del gas está a punto de prenderse y todo el mundo esta expectante de lo que sucede en el recorrido del encierro... Todo el mundo?

No, un reducto de 4 "jovenas" (que dirían las feministas) todavía tiene muy presente la juerga y la tontería de anoche. Y se la suda lo que pase ahí abajo...