domingo, 24 de mayo de 2009

Lecciones

Ya se que llevo unos días sin escribir, pero la verdad es que no tenía ninguna gana. Pero es que no tengo ninguna gana ni de escribir, ni de ninguna otra cosa. Recuerdo la última vez que estuve así, hará un par de años, pero no fue ni de lejos como ahora. Es una sensación extraña, confusa. Como si cada paso fuese agotador y me llevase simplemente al sitio donde estaba. Como si ya no hubiese ninguna razón para seguir caminando.

En los últimos meses he pasado por los mejores y los peores momentos de mi vida con diferencia. Pero sobre todo, he aprendido. He aprendido muchísimo. Sobre los demás, sobre mi mísmo, sobre el amor. Lecciones que no creo que olvide jamás porque se me han grabado a fuego. Supongo que he dejado atrás la última parte que tenía de niño, para convertirme por fin, para bien o para mal, en un hombre. En el largo camino de la vida, era un paso más que tenía que dar y que todavía no había dado.

De los demás he aprendido lo que es la entrega, el sacrificio por aquello en lo que se cree; el afrontar las cosas sin miedo, sin importar la gravedad del problema. Por supuesto también he aprendido cosas malas, pero no me gusta quedarme con ellas. Pero por encima de todo, he aprendido que las cosas se ven diferente desde fuera, y que hay que intentar ponerse siempre en la piel de la otra persona para tratar de entenderla.

De mi mismo he conocido que mi generosidad tiene límites, que no soy capaz de aguantarlo todo, que soy capaz de dar mucha felicidad, pero también de hacer mucho daño. Podría seguir, pero el resto me lo guardo para mi.

Y de lo que he aprendido de verdad, ha sido del amor. He comprendido por fin lo que se siente al decir y escuchar "te quiero". He conocido lo que es sonreir con tan solo ver a una persona, y también lo que es provocar esa sonrisa. También la felicidad más absoluta, y el dolor más amargo. He intentado aprender a vivir en pareja. Pero lo que más hondo me ha calado, ha sido el entender que el amor es un salto de fe tras otro. Una prueba de confianza mutua contínua.

Y al final, amargamente, como última lección, he aprendido lo más importante. Que por mucho amor que haya, por mucho que se quieran dos personas, hay veces que uno de los dos llega a un punto en el que no puede dar ese salto. Por unas razones o por otras, qué más da. Y entonces, el palacio de cristal se resquebraja. Y finalmente se rompe.



La verdad es que solo quería colgar el vídeo, pero al final me he liado. Impresionante a partir del 2:37. Personalmente me eriza la piel. Igual os parece aburrido, pero nadie os ha obligado a entrar...

6 comentarios:

  1. Veo que sigues mejorando en todos los aspectos,en la musica tambien,buen interprete.v.

    ResponderEliminar
  2. Ya sabes V, soy como el vino... (todavia no tengo claro si como el bueno o el malo)

    ResponderEliminar
  3. Ahí lo tienes, se ha hecho todo un hombrecito... Anda queeee...

    Pero bueno, yo venía aquí en busca de cotilleos. Sigo a la espera. Marker two ON.

    ResponderEliminar
  4. Alguien a quien le rompieron el corazón...martes, 26 mayo, 2009

    Cuando el corazón llora por lo que ha perdido, el espíritu ríe por lo que ha encontrado.

    ResponderEliminar

Escribe un Alias si no quieres dar tu nombre real, pero por favor, no firmes como Anónimo, ya que si no es imposible distinguir unos de otros. Gracias por comentar