jueves, 6 de marzo de 2008

Cuentame un cuento

Un día un leñador estaba cortando una rama de un árbol cerca de un río y su hacha se le cayó al río. El infeliz leñador le rogó a Dios. Dios se le apareció y le preguntó:

-¿Por qué estás llorando?
-Mi hacha se le ha caído al río.

Dios se metió en el río y le sacó una hacha de oro. Le preguntó:

-¿Es ésta tu hacha?
-No. -Le respondió el noble leñador.

Dios se metió de nuevo al río y sacó un hacha de plata:

-¿Y ésta, es la tuya?
-No. -volvió a decir el leñador- Esa no es.

Dios volvió al río, sacó un hacha de madera y preguntó:

-¿Es ésta tu hacha?
-Sí - repondió por fin el leñador, contento- Esa es.

Dios estaba tan contento con la sinceridad del leñador que le dejó las tres hachas y mandó al leñador a su casa. Un día en el campo paseaban el leñador y su esposa. Su esposa tropezó y cayó al río. El infeliz leñador le rogó a Dios. Dios se le apareció y le preguntó:

-¿Por qué estás llorando?
-Mi esposa se ha caído al río. -respondió el leñador.

Dios se metió en el río, sacó a Jennifer López y preguntó:

- ¿Es ésta tu esposa?
-¡¡¡Sííííí, sííííí!!! -contestó el leñador.

Dios se enfureció.

-¡Eres un mentiroso, un rufián!
-¡Oh, Dios; perdóname! -contestó el leñador- Ha sido un malentendido. Pues si digo que no es Jennifer López, despues tú me sacarías a Sofía Vergara. Después si digo que no es ella, por último sacarías a mi esposa diría que sí es ella. Y entonces Tú me dejarías con las tres. Dios, yo soy un humilde leñador y no podría mantenerlas a las tres. Sólo por eso dije sí la primera vez.

La moraleja de la historia es que los hombres sólo mentimos por causas honorables y con buenas intenciones.

3 comentarios:

  1. Y, ¿cuál es la causa honorable y la buena intención del leñador? Lo único que demuestra es que al tipo lo que le importa es la (su) pela. ¿Eso es honorable y bien intencionado?

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  2. A ver gañan, que te has quedado en la superficie. Lo que quiere decir el leñador es que con su escaso sueldo no sería capaz de mantener a las 3 mujeres de la forma que se merecen.

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  3. Ya, yo me quedo en la superficie, y tú hurgas debajo de las piedras. A ese lo único que le importa es él! A mí no me engaña.

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