Viernes del ingenierio (sí, he cambiado el día, algún problema?)

Lo conozco hace 5 años. He trabajado tantas veces con él, que aunque quisiera, no recordaría ni la mitad. Le he hablado del blog alguna vez, pero no creo que haya entrado nunca. Pero no me importa. Porque es un tío de puta madre y se merece que cambie el dia del ingeniero y que le dedique uno y cien posts. Así que hoy os voy a hablar brevemente de Rosco.

Estudia Ingeniería Industrial y, al igual que yo, cree que no es necesaria sacársela en el mínimo de años, sino asentar los conocimientos (juas juas). Porque llevamos trabajando desde los 18 y sabemos muchas cosas, entre ellas que sacar un expediente brillante no te asegura un trabajo mejor que uno normalito.

Es uno de esos tios imperturbables, duros como el jodido acero. Capaz de soportar un vendaval sin inmutarse. Hemos aprendido de los más grandes del oficio, y sabemos tomarnos nuestro tiempo para putear al que te ha puteado. O para dejarla pasar. Hacemos bien nuestro trabajo porque nuestros padres nos han enseñado que hay una cosa llamada moral, y que si sabes hacer una cosa bien, no debes dejar que la pereza o la dejadez te impida hacerla bien. Me gusta ese tipo de gente. Porque somos, a nuestra manera, perros viejos.

Pero sobre todo me encanta cuando empezamos a decir paridas y gilipolleces y no paramos de reírnos.Dicen que uno conoce hasta dónde es capaz de llegar y cómo es realmente cuando fuerza los límites. Cuando te exprimes. Yo he llegado al agotamiento físico y mental varias veces, y en esos momentos no me apetece llorar, o gritar, o abrazarme, o romper algo. Cada uno da salida a sus emociones por donde quiere, pero a mí en esos momentos me apetece reír. Y creo que Rosco es de los míos. Por eso, de vez en cuando nos recomendamos videos de youtube intentando imitarlos para que cuando uno lo vea, se acuerde del otro. Y este es un ejemplo: