Quedan atrás los años en los que esperaba impaciente que llegara el día 5 para ir a ver la cabalgata. Nunca me llamó en especial el tema de los caramelos, que parece que es el principal motivo que mueve a la gente. A mi lo que me hacía ilusión era ver esas pedazo de moles que eran las carrozas, deslizándose con parsimonia entre un mar de gente.
Hoy he estado con mi sobrino un rato antes de la cabalgata, y he estado recordando viejos tiempos. Lo cierto es que no voy a decir lo de que "antes eran otros tiempos, los niños tenían más ilusión...", porque la verdad es que no lo pienso. Eso sí, lo que está más que claro es que cada vez pierden antes la inocencia. Y la noche de reyes, como tantas otras cosas, no son nada sin la inocencia de los niños. Si todo el mundo conoce el pastel, la noche de reyes no se diferencia en nada de san Valentín, o del día de la madre, o de cualquier otro día en el que se favorece el consumismo empedernido.
No se cuanto le quedará a mi sobrino para enterarse, pero espero que sea mucho tiempo. Porque cuando llegue ese inevitable momento, se convertirá en uno de estos:
Traducción: "Un pato de madera y un jersey de lana no son regalos aceptables. Lo preguntaré por última vez: ¿Donde están los regalos DE VERDAD?"
PD: Visto en www.wulffmorgenthaler.com el 24 de Diciembre. Ya sabéis como son estos europeos, que hacen todo con antelación y sin prisas...
lunes, 5 de enero de 2009
Antes eran los mismos tiempos, vistos desde otra perspectiva
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